Mis fotografías tienen un referente claro en la vida real, de manera que no sea necesario pensar o forzar la imaginación, que simplemente se aprecien las formas y lo que estas transmiten.

Procedo de la fotografía tradicional donde la cámara y la película fotográfica eran el único medio para captar con una visión artística la realidad percibida. Luego, tras un proceso químico de revelado y positivado, obtener una imagen en papel que será la obra final. En este proceso laborioso, largo y lleno de incertidumbres se encuentra el alma de la fotografía.

Para captar la imagen simplemente hago uso de los ajustes de la cámara, de las bondades de la película o soporte digital utilizado y si es necesario, también, de algunos filtros que permitan mejorar el trabajo.

Cuando quiero perpetuar mi obra la paso a papel. Si parto de película fotográfica, recurro al método tradicional de positivado con ampliadora sobre papel baritado. Cuando se trata de una imagen digital opto por la impresión Fine Art. En ambos casos busco que el resultado sea de la máxima calidad.

El positivado a partir de película fotográfica apenas permite incorporar ajustes o retoques, únicamente algunos viejos trucos y recursos. Es en la fotografía digital donde se abre un campo casi infinito de posibilidades, aún así prefiero prescindir de todas ellas excepto las equivalentes a las permitidas por el proceso tradicional. Trato de jugar aplicando las mismas reglas.

La aparición y perfeccionamiento de la fotografía digital me ha llevado a experimentar en una nueva dimensión que invito a explorar. Captar la imagen mediante técnicas tradicionales para luego tratarla digitalmente y en mi caso respetando siempre la esencia y autenticidad para mantener viva el alma de la fotografía.